Burela: hogar del mejor bonito
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¿Dónde está Burela?
Mucha gente habrá oído hablar de esta localidad y de su asociación con la pesca. Sin embargo, no todo el mundo sabe la íntima asociación que existe entre el puerto de Burela (Lugo) y el famoso bonito del norte. Burela se encuentra situada entre Viveiro y Ribadeo, y aloja uno de los puertos pesqueros más pujantes del norte de la península. Este moderno pueblo tiene sus orígenes en una pequeña aldea perteneciente al concello de Cervo, segregada de él en 1994.
¿Por qué es importante Burela?
Burela siempre acogió a una pequeña flota de bajura y, con los años, fue ampliando dicha flota con barcos que se adentraban en el mar Cantábrico en busca del bonito. A estos barcos se unió el desarrollo de una extraordinaria lonja por la que pasan gran cantidad de las capturas, no solamente de bonito, así como un astillero del que salen algunos de los mejores barcos de recreo del mundo. A ello se añade la privilegiada situación geográfica del puerto de Burela. Dado que se encuentra en el refugio natural que protege la Estaca de Bares, muchos barcos vienen a buscar abrigo a su puerto o junto a sus costas.
Todo esto convierte a Burela en un auténtico referente para todos los sectores relacionados con el mar y en una localidad con una vitalidad y energía sin parangón en España. La diversidad de su población es otro de los detalles que dan buena cuenta de esa vitalidad. Allí se alojan, desde hace varias generaciones, una importante comunidad caboverdiana o indonesia cuyos hijos e hijas se encuentran plenamente integrados en la moderna sociedad gallega.
¿Qué es el bonito de Burela?
El bonito del norte o “Thunnus Alalunga” se distingue de otras variedades de túnidos por varias razones. En primer lugar por su tamaño, ya que no suele superar los 30 kilos de peso, siendo los más habituales los de 4 a 6 kilos; en segundo lugar, al ser una especie que busca las aguas frías del Golfo de Vizcaya en los meses de verano (meses de temporada alta de su pesca) acumulan una interesante capa de grasa que le da sabor y untuosidad a su carne; y en tercer lugar, la blancura de su carne que lo hace tan diferente a los túnidos de carne oscura o directamente roja. Por todas esas razones, estamos ante un producto del mar único, saludable y, sin duda, delicioso si se respetan sus cualidades.
¿Por qué es el mejor bonito del mundo?
Ya lo hemos adelantado, las características anatómicas de esta especie (Thunnus Alalunga) junto con sus hábitos de navegación, hacen que su carne se convierta en un manjar. También es cierto que los procedimientos de pesca sostenible y tradicional que siguen los pescadores del Cantábrico, consigue llevar hasta nuestra mesa todo el potencial de esta maravillosa especie. En Burela no sólo saben pescar el bonito con las mejores artes, sino que también lo saben procesar para que llegue a todos nosotros sin perder un ápice de sus cualidades.
¿Cuál es la mejor conserva de bonito?
La costera (campaña de pesca) del bonito va desde julio hasta septiembre y se mantiene hasta alcanzar la cuota permitida para no esquilmar la población de atún (16.500 toneladas). Es verdad que, dada la pujanza de esta pesquería, han surgido infinidad de conserveras y fábricas en las que se procesa el Thunnus Alalunga. Pero hay que tener mucho cuidado porque, como ocurre con otros productos de calidad, también aparecen muchas otras que intentan darnos gato por liebre. No todo lo que se vende como bonito del norte lo es.
Sin embargo, gracias a nuestro celo en la búsqueda de la máxima calidad, podemos atrevernos a asegurar que una de las mejores conservas de bonito disponibles en España, si no la mejor, es Faro de Burela. Su cuidado del producto va desde la selección de las piezas en el puerto, pasando por su elaboración y envasado manual y artesanal. La estricta selección y el mimo en el proceso termina reflejándose en el plato. Gracias a la manera de trabajar de esta conservera, toda la deliciosa potencia y calidad de este pescado, llega intacto a nuestras mesas. Probar el auténtico bonito del norte es probar la intensidad del Cantábrico.
Me parece fantástico, un sitio sin igual con un bonito y una gente fenomenal. Muy bien por González que lo sabe apreciar