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Cervantes en Madrid
Son pocos los madrileños que saben que Cervantes murió en Madrid un 22 de abril de 1616, pero aún son menos lo que conocen que Madrid fue su ciudad, donde vivió durante más tiempo (unos 18 años en diferentes etapas), donde experimentó alguno de los momentos más importantes de su vida y donde público la casi totalidad de sus obras. No en vano, como nos advierte uno de sus biógrafos, José Manuel Lucía Megías, Cervantes tuvo que construirse su propia vida y para conseguirlo, no tuvo más remedio que intentar hacerse un hueco en la Corte, o seguirla en su traslado a Valladolid (1600-1606) y a su posterior retorno a Madrid, para tratar de conseguir una “merced”, es decir, un buen puesto en la maquinaria del Imperio, que le diera estabilidad y asegurase el futuro de su familia.
El barrio de Miguel de Cervantes
Para salvar el desconocimiento generalizado de la vida de Cervantes en Madrid, no ayuda que nuestra ciudad no haya una casa museo del más ilustre de nuestros escritores, como sí la tienen otros celebres autores. A pesar de que se le conocen unas seis direcciones en Madrid ninguna ha quedado en pie y lo único que queda como recordatorio son las placas del ayuntamiento. Todas ellas se sitúan en el actual Barrio de las Letras o en sus cercanías, conocido entonces como barrio de las musas, por la gran cantidad de escritores y artistas que vivían o se reunían en sus inmediaciones.
En realidad, sabemos muy poco de la vida de Cervantes, no se han encontrado sus cartas, ni su testamento, ni siquiera los contratos de los alquileres de las casas que habitó. Se desconoce, por ejemplo, por qué cambió tanto de domicilio, seis casas en sus últimos ocho años de vida, o por qué siempre vivió de alquiler en Madrid, si realmente no pudo o no quiso ser propietario, como sí lo fueron, entre otros, Lope de Vega o Quevedo. Pero lo que sí es evidente, es que siempre procuró establecerse con su familia en el barrio de las musas o en sus calles aledañas.
Los domicilios de Cervantes
Por un documento en el que Cervantes figura como testigo, sabemos que en 1608 vivió en una casa cercana al ya desaparecido hospital de San Juan de Dios, situado en la Plaza de Antón Martín. Un año más tarde se le localiza en la calle Magdalena y en julio de 1610 en la calle León, aunque poco después se traslada a la calle Atocha, esquina con plaza de Matute. Posteriormente, si hacemos caso a la ficción, es decir, a lo que escribió en su libro Viaje al Parnaso, en 1614 Cervantes es vecino del príncipe de Marruecos y vive en la calle de las Huertas. Y lo cierto, es que se ha comprobado que Muley Xeque, príncipe de Marruecos vivió en dicha calle.
La última residencia de Miguel de Cervantes
Finalmente, desde 1615 hasta sus últimos días volvió a la calle León, a una casa que hacía esquina con la actual calle Cervantes, en la época calle Francos. Como en las anteriores direcciones, el edificio como tal ya no existe, pues sabemos por Mesonero Romanos que la casa de Cervantes fue demolida en 1833. A pesar del dramatismo con que contó el suceso y la repercusión que al parecer causó su artículo en el rey Fernando VII o en el alcalde de Madrid, la última morada de Cervantes fue derribada victima de la especulación inmobiliaria. Así lo cuenta el propio Mesoneros en su artículo en la Revista Española, cuando le preguntan si la casa que observa pensativo es suya:
“-No, no es mía, ni un sentimiento material y mezquino es lo que me ocupa en este momento; más sublime es la idea que me hacen nacer esas ruinas, y V. sin duda participará mi sensación cuando le diga que en esa casa que desaparece ante nuestra vista vivió y murió pobremente Miguel de Cervantes Saavedra.
-¡La casa de Cervantes…! […] ¡Es posible!-, exclamó con resolución.
“¿Y quién se atreve a profanar la morada del escritor alegre, del regocijo de las musas?», le había preguntado el joven viajero británico.
“El interés, Mister, el interés sin duda…”
Y en el mismo artículo se hacía la siguiente pregunta:
“¿Por qué los magnates, los cuerpos literarios, los particulares amantes de su país no se apresuraron a adquirir a toda costa el único resto de tan ilustre autor, para evitar cuidadosamente su aniquilamiento?”.
Cervantes que había llegado a Madrid en 1566, acompañando a su familia con apenas diecinueve años, se despidió de la capital con sesenta y ocho en 1616. Sus restos residen en la cripta del convento de Trinitarias, en la actual calle Lope de Vega, donde, como es sabido por un buen número de madrileños, fue enterrado un 23 de abril de 1616.