EL VITICULTOR Y LA TIERRA: BIERZO

El pasado día 24 de octubre, acudimos al estreno del documental “El viticultor y la tierra (Vinos de villa y paraje)” dirigido por Alicia van Assche y patrocinado por la D.O. Bierzo y la Junta de Castilla León. No podía existir mayor armonía entre la propuesta documental de Van Assche y la vitícola de los bodegueros bercianos. Una belleza de documental para comunicar un bonito proyecto: la clasificación de las propuestas vinícolas de Bierzo a partir de las villas y parcelas donde se producen.

Esa propuesta, que no es nueva puesto que ya existía en Borgoña, sí resulta revolucionaria en la Península Ibérica. No hay ninguna otra Denominación de Origen que se haya atrevido a seguir esta propuesta de la manera tan decidida y radical como lo han hecho en Bierzo. Y las razones de este cambio, o mejor dicho enriquecimiento de la clasificación, quedan perfectamente explicadas en el documental “El viticultor y la tierra”.

El Bierzo y la Diversidad

El Bierzo es una región cuya diversidad y sugerencia se encuentra enraizada en su ubicación. No es baladí que se encuentre situada en un cruce natural de caminos entre el sur y el norte, con sus pasos de montaña; el este y el oeste, con la importantísima avenida cultural del Camino de Santiago. Pero, por si esto fuera poco, la propia historia de la región, ya desde tiempos romanos, o la descripción y variedad edafológica y microclimática de las distintas parcelas, suponen un abanico tan rico en matices e identidades que no se podrían expresar de ninguna otra manera que no fuera como ahora se proponen hacerlo sus protagonistas.

31 Parajes Singulares

Dentro de la Denominación de Origen Bierzo existen 31 parajes registrados e identificados en un mapa que el Consejo Regulador ha puesto al alcance de los consumidores en su página web. Esos parajes cubren la práctica totalidad de la región, aunque suponemos que, con el tiempo, se irán sumando otros que hoy permanecen abandonados o fuera de la iniciativa.

El genial Raúl Pérez, indicaba en la presentación del documental, que ya a finales de los años 90 Álvaro Palacios y él mismo decían que “el aroma de Borgoña se percibe en el Bierzo”. Y tenían toda la razón por la particularidad de la cultura y la tierra en esta zona. Pero lo bello y revolucionario de esta propuesta se encuentra en que cambiamos el foco de atención desde las instituciones y organigramas comerciales externos, a la iniciativa de los sujetos individuales por escribir su propia historia.

Y cuando decimos sujetos individuales nos referimos tanto a los enólogos/bodegueros como a las propias parcelas que toman aquí todo el protagonismo. Son ellas las que nos cuentan lo que las hace diferentes, las que trasmiten a través del fruto, la singularidad de su historia, las manos, los sufrimientos e ilusiones que han anidado a lo largo del tiempo entre sus cepas. Y eso es lo que más nos conmueve. Detrás, o en el fundamento, de un gran vino se encuentra la narración de su historia vegetal y de su gente. Maravillosa fusión de naturaleza y cultura que armoniza lo que últimamente se encuentra tan divorciado: la actividad humana con su entorno. En ese sentido, el Bierzo se propone como una inmensa biblioteca natural llena de historias para ser leídas a través de los sentidos, del gusto, de la vista, del paladar.

Comunidad Cultural: “Pluribus Unum”

Por último, si el cambio de paradigma es importante, no menos importante es la alianza entre las personas. Con esta propuesta, los bodegueros del Bierzo nos dan una lección sobre cómo se puede dinamizar una región y rentabilizar un esfuerzo sin convertir a los que nos acompañan en competidores y enemigos. Todo lo contrario, aquí se dan la mano todos ellos, sin caer en peligrosos personalismos, para componer la sinfonía de estos parajes convertidos en vinos.

Todos juntos suenan armonizados en una magnífica melodía que, sin embargo, no esconde las voces individuales de cada uno de sus instrumentos, de cada uno de sus bodegueros. Alicia Van Assche ha sabido traer esa armonía a su documental, organizando su contenido a través de distintos estilos musicales asociados con la presentación de cada paraje. Todos distintos y, al mismo tiempo, todos afinados en una maravillosa creación sensorial. Ahora solo tenemos que adentrarnos, explorar y descubrir, esencia misma del sentido de nuestras vidas.

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