Quizá no es silencio…

Las Mujeres del Barrio de las Letras

«Quizá no es silencio lo que hay dentro de mí»

Las palabras de este título las escribía Ana María Matute y continuaba diciendo, «sino un grandioso estruendo que ni siquiera percibo». Pues ese grandioso estruendo que es la creación, ya sea literaria, artística o empresarial, es el que ha sido tradicionalmente acallado cuando procedía de mujeres, como si realmente todos nosotros no quisiéramos percibirlo. Es sorprendente que en nuestro Barrio de las Letras, tan marcado por la historia cultural de Madrid y de todo el estado, no encuentre la memoria de las mujeres creadoras ni un pequeño espacio para el recuerdo. Ya han existido varias iniciativas para que las palabras de nuestras escritoras se vean representadas en las citas que adornan el adoquinado de la calle Huertas. Por desgracia siguen siendo minoría, estando mucho más representados los varones. Es maravilloso recordar que las calles del Barrio de las Letras ha sido (y sigue siendo) el hogar de muchos creadores y creadoras. Especialmente ahora que nos visita una enorme cantidad de turistas, aunque puedan pensar que los que vivimos en el barrio somos un decorado, tenemos la obligación de poner en valor nuestra cultura y sus protagonistas. Y en ese empeño no pueden quedarse fuera las mujeres.

Ana María Matute

La ausencia de mujeres en el Callejero de Madrid

Resulta muy preocupante que todavía hoy de las, aproximadamente, 9.000 calles madrileñas sólo exista un 21% dedicadas a mujeres, o que, de 369 placas conmemorativas, únicamente 37 se refieran a ellas. Como ya he dicho, son varias las iniciativas realizadas para remediar esa situación, pero aún queda mucho camino por recorrer.

Mujeres de teatro en el Barrio de las Letras

Si lo que queremos es incidir en el carácter literario y artístico del Barrio de las Letras, debemos recordar que, frente a Casa González, en el número 12 de la Calle del León, se encontraba una plazoleta llamada El Mentidero de los Representantes. La razón para recibir ese nombre era que a ella acudían tanto actores y actrices en busca de trabajo, como directores y representantes en busca de miembros para sus compañías. El teatro encontraba su corazón en este barrio que daba la temperatura y el latido de la escena española hasta bien entrado el siglo XVIII. No podemos olvidar que en los corrales de El Príncipe y La Cruz, ambos en el Barrio, se representaban las obras más relevantes del momento. Pero tampoco podemos olvidar que hasta 1587 (en concreto el 17 de noviembre), las mujeres tenían prohibida su participación en dichas piezas teatrales. No hablemos ya del reconocimiento en su autoría. En este último sentido mucho podemos escribir hasta bien entrado el siglo XX.

María Riquelme

Pero, volviendo al mundo teatral que habitaba las calles del Barrio de las Letras, pocos recuerdan que en la misma Calle del León vivió toda su vida una de las famosas Tres Marías, en referencia a tres de las más grandes actrices del siglo XVII. Me refiero a María de Córdoba (1597-1678), con unas dotes, según decían, muy destacadas para el canto y la interpretación. Sin embargo, sus enormes capacidades como directora de su compañía, tarea que compartió con Andrés de la Vega, quedó eclipsada por el nombre del varón.

Tampoco debemos dejar de recordar a las otras dos Marías: María Riquelme y María Calderón (1611-1646). La primera recibió el apodo de «Fénix de la interpretación», supongo que haciéndose eco del apodo recibido por Lope y, aunque murió con 33 años, dejó una profunda impronta en el mundo de la representación.

Mención aparte merece María Calderón, también llamada «La Calderona» de quien se dijo que fue amante de Felipe IV, sufriendo en su profesión las consecuencias de su pasión. Algo, desgraciadamente, habitual para las mujeres de aquel tiempo y de tiempos mucho más cercanos a nosotros.

La Calderona

Por las calles del Barrio de las Letras late el teatro y se deslizan las palabras. Entre nuestras paredes se esconden sueños y pesadillas que terminaron encontrando su lugar en algunas páginas. Pero, todavía hoy, ese grandioso estruendo que sintieron muchas mujeres creadoras, sigue pasando de puntillas entre los visillos del silencio.

Aplaudamos la devolución de las calles a sus voces.

4 comentarios sobre «Quizá no es silencio…»

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