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Breve historia del Ateneo de Madrid.
El Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid es una de las instituciones culturales más importantes de Madrid y un lugar clave en el Barrio de las Letras. No se entiende la historia contemporánea de España durante el siglo XIX sin la presencia del Ateneo de Madrid. Surge como una institución cultural amparada por la Sociedad Matritense de Amigos del País destinada al fomento de la cultura y la educación entre las clases menos desfavorecidas.
Fundación del Ateneo
Tuvo dos fundaciones, según el profesor Gil Novales, la primera se realizó en 1820 como Sociedad Patriótica, que fueron Sociedades que nacieron al albur de la Constitución de Cádiz de 1812 para explicar a la ciudadanía las ventajas del sistema constitucional. El primer Ateneo de Madrid se llamó Ateneo Español y según menciona la Gaceta de Madrid, estuvo ubicado en el número 20 de la calle de Atocha, “en el Palacio de las Columnas”, construido por Juan de Villanueva. En dicha noticia se menciona que ha aparecido un collar de gran valor y que la propietaria del collar se pase a recogerlo a la sede del Ateneo Español sito en “El palacio de las columnas enfrente de la calle Relatores”. La particularidad del Ateneo Español es que además de la difusión de la Constitución de 1812 se crearon las denominadas “Cátedras” donde socios ilustres de la institución daban lecciones sobre determinadas materias como la conocida Cátedra de italiano, de árabe y de contabilidad. Eran Cátedras completamente gratuitas cuya única obligación era recoger una entrada en la puerta del inmueble y tenían permitido el acceso a las lecciones a las mujeres.
El primer Ateneo nace con la aprobación de 99 socios y su primer presidente fue el General Castaños, héroe de la Batalla de Bailén. Poco más se conoce del primer Ateneo, solamente que con la vuelta de Fernando VII fueron prohibidas todas las Sociedades Patrióticas y los libros de la biblioteca del Ateneo Español fueron ocultados en las instalaciones de las Platerías Martínez, que a la sazón era platero real. Muchos de los miembros del Ateneo Español tuvieron que exiliarse en Gran Bretaña creando en Londres un Ateneo, el Atheneum de Londres, institución que aún permanece en activo. Una vez muerto Fernando VII y con la reapertura del Ateneo, esas propiedades fueron reintegradas al Ateneo de Madrid.
Con la muerte de Fernando VII la reina María Cristina tuvo que apoyarse en los liberales para poder asegurar el reinado de su hija Isabel II. Se decidió recuperar la vieja institución cultural, y para ello se solicitó la ayuda de la Sociedad Matritense de Amigos del País que apoyó la creación de la nueva institución como promotora de la cultura entre la sociedad madrileña. En 1835 se reúnen en casa del Duque de Rivas, sita en la calle Concepción Jerónima, y ponen en marcha la creación del nuevo Ateneo sumándose todos los intelectuales de la época y se solicita la incorporación de los antiguos miembros del antiguo Ateneo Español. Así se crea el Ateneo Científico y Literario con la presencia de importantes intelectuales como el propio duque de Rivas, su primer presidente; Salustiano Olózaga, Antonio Alcalá Galiano y Mesonero Romanos. El nuevo Ateneo mantiene las Cátedras del antiguo Ateneo Español e incluye una novedad: la creación de las Secciones, que tienen la finalidad de debatir sobre materias científicas. Las primeras cuatro Secciones fueron la Sección de Ciencias Naturales, la Sección de Ciencias Matemáticas y Físicas y por último, la Sección de Literatura y Bellas Artes. En 1860 se cambió su nombre a Ateneo Científico, Literario y Artístico que mantiene hasta la actualidad.
La sede del Ateneo
El Ateneo tuvo una gran biblioteca, parte fundamental de la casa, con la finalidad de servir de apoyo a las enseñanzas que se impartían en las Cátedras y las Secciones y también varios cambios de sede. La primera sede estuvo en el Palacio de Abrantes, en la calle del Prado número 28 esquina con la calle de San Agustín, en las dependencias de la imprenta de Tomás Jordán, gran amigo de Mesonero Romanos. Él cedió el magnífico salón oblongo de dicha casa y otros contiguos para la inauguración del Ateneo, el día 6 de diciembre de 1835. Posteriormente su sede estuvo en el número 27 de la misma calle del Prado, también en la calle de Carretas número 33, después en la plaza del Ángel número 1 para volver a la calle Carretas esquina con la actual plaza de Benavente. Sin embargo, la sede más importante estuvo en la calle de la Montera número 32 hasta el año 1884, en un edificio que perteneció al Banco de San Carlos y que, según Benito Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales, el edificio se había quedado pequeño y obsoleto, saliéndose los papeles por los cajones de la institución. En 1882, Antonio Cánovas del Castillo propone tener una sede estable para el Ateneo y compró un solar en la calle del Prado esquina calle de Santa Catalina, donde estuvo el antiguo convento de Santa Catalina. La construcción del edificio estuvo a cargo de los arquitectos Luis Landecho y Enrique Fort que crearon un estilo modernista ecléctico y con decoraciones del pintor Arturo Mélida. La construcción del edificio costó 400.000 pesetas a las que se añadieron posteriormente 100.000 más. Se acabó de pagar la hipoteca del inmueble cuarenta años más tarde en época de la presidencia de Manuel Azaña. La solemne inauguración del edificio de la calle del Prado se realizó el 31 de enero de 1884 con la presencia de los reyes Alfonso XII y María Cristina.
Por el Ateneo de Madrid ha pasado toda la intelectualidad española del siglo XIX y XX, han sido socios casi todos los premios Nobel españoles, casi todos los intelectuales del siglo XIX, políticos importantes, todos los presidentes de las dos Repúblicas y ministros.
Mujeres en el Ateneo. Momentos históticos.
La primera mujer socia fue Emilia Pardo Bazán que ingresó como socia en 1905 y la segunda Carmen de Burgos “Colombine”. Clara Campoamor fue la primera mujer miembro de la Junta de Gobierno y ocupó el cargo de secretaria tercera.
Durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera la historia del Ateneo se ve alterada durante el siglo XX, se cerró el Ateneo y no fue reabierto hasta la llegada de la II República coincidiendo con la época de mayor auge cultural de la Casa y con la presidencia de Manuel Azaña. Se rumorea que en el Ateneo se celebraron consejos de ministros debido a la cercanía de la casa con el Congreso de los Diputados.
Durante la Guerra Civil, la Biblioteca del Ateneo fue la única biblioteca abierta durante todo el conflicto bélico y, milagrosamente, el Ateneo no sufrió ningún bombardeo ni desperfecto. Tras la victoria del bando franquista en la guerra, el Ateneo fue incautado y pasó a ser Aula de Falange y de esta época es la desaparición de todo el archivo histórico del Ateneo, perdiéndose casi todos los documentos de la institución. Perdió también su nombre como Ateneo de Madrid y no lo recupera hasta 1947 con una famosa conferencia de Ortega y Gasset. Durante todo el franquismo el Ateneo estuvo intervenido, pasando a formar parte del Ministerio de Información y Turismo y las Juntas de Gobierno fueron designadas por orden ministerial. No es hasta los años 80 del siglo XX cuando el Ateneo recupera su autonomía y vuelven a realizarse elecciones libres a los cargos de la Junta de Gobierno.