Negocios Históricos: El León de Oro

DOSCIENTOS AÑOS ENDULZANDO LA VIDA EN EL BARRIO DE LAS LETRAS DE MADRID

Sergio de Frutos de Andrés, actor, y Zita Mondéjar de Frutos, Licenciada en historia y Archivera

El León de Oro fue una pastelería que estuvo ubicada en el número 10 de la Calle León hasta el año 1979. Era de mi abuelo Santiago de Frutos y uno de los establecimientos más emblemáticos de esta calle del centro de Madrid, en El Barrio de Las Letras. Su origen se remonta a una hostería llamada El León de Oro, en 1749, cuya entrada principal estaba por la Calle León pero el acceso de carruajes lo tenía por la Calle Infante. Mi tío Sergio de Frutos de Andrés, hijo de Santiago, comenta que conoció la pila de agua donde se abrevaban los caballos y yo, siendo muy niña, pude ver las argollas donde se ataban. Era un lugar reconocido por la calidad de sus vinos y por su conocida clientela, sobre todo los toreros de la época como Antonio Sánchez “El Tato”.

Don Santiago

En 1868 de hostería pasa a ser pastelería y aún conservamos este documento:

Don Juan Bautista Corbera y Bernuy, Marqués de Villaseca; gran Cruz de la Real y distinguida Orden de Carlos tercero; Senador del Reino, Alcalde Corregidor de Madrid, etc. Etc.

Por la presente, en uso de mis atribuciones y de conformidad á lo informado por el Sr. Teniente de Alcalde del distrito del Congreso. Concedo licencia á D. Mariano Quesada para que continúe usando el horno construido en la casa número diez y seis calle del León, para cocer bollos y objetos de pastelería; á condición de observar lo dispuesto en las Ordenanzas Municipales para esta clase de establecimientos.

Madrid veintitrés de julio de mil ochocientos sesenta y ocho.

Hacia finales del siglo XIX Valentín Sarille, que procedía de la localidad segoviana de Navares de Enmedio y que desconocía el negocio de la pastelería, se asoció con mi bisabuelo Antonio de Frutos. Ambos decidieron hacer una pastelería de lujo y decoraron los mostradores con mármoles de Carrara (uno de los mostradores se puede ver en el Pub Helecho en la calle de las Huertas), espejos de lunas de plata, lámparas de araña y decoraron el techo con cornucopias de las que salían pasteles. Dichas cornucopias fueron pintadas por un desconocido discípulo de Francisco de Goya que murió a la edad de 40 años víctima del alcoholismo.

Personajes que pasaron por el León de Oro

Por el León de Oro pasaron múltiples intelectuales de camino al Ateneo y a la Academia de la Historia, como Benito Pérez Galdós. Comentaba mi abuelo Santiago verle ya ciego con “Juanita”, una criada asturiana rubicunda y parlanchina y que solía pedir tres Petisús: uno blanco con sabor a vainilla, otro de café y otro de chocolate. Nunca oyó la voz de D. Benito, pero recordaba que Juanita hablaba por todos ellos. También venía a la tienda Jacinto Benavente a por sus pasteles de batata cocida, señalándolos con el dedo. Otro de los insignes intelectuales era el periodista y escritor José María Carretero Novillo, más conocido por el pseudónimo del “Caballero audaz”, personaje excéntrico que salía a pasear y su primera parada era en el Lhardy y después en el León de Oro. Se colgaba los paquetes en los ojales del abrigo.

Puerta con puerta con Casa González. Triste estado de la fachada actual de El León de Oro

También Doña Fe Ramón y Cajal, que desde su casa en la calle Doctor Velasco esquina con el Paseo de la Infanta Isabel, venía a comprar sus bizcochos de Soletilla para su cena.

Además de clientes ilustres, la pastelería abastecía de pasteles a todo el barrio y a gente de toda condición, desde feligreses que iban al besapiés de Jesús de Medinaceli los viernes a las prostitutas de la calle Cervantes, que le decían a mi abuelo que iban a rezar a Jesús de Medinaceli “para que les diese un buen día porque tenían que comprar unos zapatos a su hijo”. Los pasteles del León de Oro eran muy reconocidos y hubo dos encargos importantes de los que queda constancia documental; el primero fue la tarta de cumpleaños para la película “La Fe”, 1947, dirigida por Rafael Gil y protagonizada por Amparo Rivelles y Fernando Fernández de Córdoba. Era tan espectacular que estuvo expuesta en el escaparate de la tienda y, debido a las dimensiones, sólo se pudo hacer la parte superior de la tarta y los siguientes pisos se realizaron con sombrereras decoradas con nata. El segundo fue la tarta del noventa cumpleaños de Ramón Menéndez Pidal. Era de yema, su favorita, y para colocar las noventa velas de color verde oscuro, el color de la Real Academia de la Historia, se acopló alrededor de la tarta una corona de hojaldre con nata. Además, todos los miércoles y viernes se reunían los académicos de la Historia y había que llevarles un kilo de yemas y dos botellas de Jerez dulce.

El León de Oro: historia viva del Barrio de las Letras.

Cuando se cerró la pastelería el barrio se quedó huérfano de dulces. Hasta el día de hoy recuerdo los pestiños y los bartolillos que hacía mi abuelo.

Noticia original de su clausura

Como anécdota quiero ultimar que mi madre me contaba que durante la Guerra Civil hubo un día que ella lloró por hambre y González, el dueño de las Mantequerías Casa González, amigo de mi abuelo Santiago, le dio un tomate. Con este pequeño artículo pretendo rendir homenaje a mi abuelo, Santiago de Frutos, que endulzó la vida a muchos vecinos del barrio; a mí tío, Sergio de Frutos, al cual le debo la mayor parte de la información para la realización de este artículo y a todos los negociantes de la calle León que hicieron de la calle un lugar muy especial.

14 comentarios sobre «Negocios Históricos: El León de Oro»

  1. Maravilloso artículo que te lleva a vivir de cerca la fuerza y valentía de nuestras abuelas, incluyendo a la mía materna,que supieron salir adelante en tiempos hostiles.
    Felicidades también a todos los hombres que hicieron posible junto a sus mujeres, esta continuidad de este fabuloso comercio de nuestro Madrid, de solera y con el sabor al barrio de las letras más famoso .
    Mi admiración a todos los que hacéis posible que Madrid, sea Maravilloso 👏 para nosotros, los gatos, y para el resto del mundo. Vivan , los comerciantes que han continuado sus negocios familiares intactos .

  2. Aunque no la conocí, seguramente me abuelos la conocían con toda seguridad.
    También mi padre ,que iba al Colegio muy cerca de ahí y le encantaban los pasteles, sobretodo los famosos petisús madrileños de postín.
    Adoro mi Madrid y de Madrid al cielo y desde allí un agujerito para poder verlo 💕.
    Que pena no haber conocido, o tal vez sí y no lo recuerdo….ojalá mi padre ,me haga memoria y haya yo probado, tan dulces manjares .Enhorabuena a todos los descendientes de D Santiago y su tío.

  3. Acabo de descubrir este artículo de Zita. Conocía bien esta cosas, ya que me las había contado su tío Sergio de Frutos, al que conocí hace casi medio siglo. Me gustaría conocer que ha sido de él. Fue actor y por una enfermedad quedó prácticamente paralitico. Alguien me puede decir que ha sido de su vida? Muchas gracias

    1. Gracias por tu comentario. Desgraciadamente nosotros no estamos en contacto con él, pero sí podemos facilitarle el contacto con Zita para que le pueda dar alguna noticia. Le pasamos su comentario para que lo sepa. Gracias otra vez.

  4. Curiosa historia. Y mirad por dónde, siendo pastelera trabajo de camarera en taberna El
    León de Oro. Desde el primer día que entre me sorprendió el destino y ahora me entero de esta curiosa historia. A lo mejor existe alguien que me apolla y reactualizamos esta pastelería de lujo😉😊

    1. Gracias por tu comentario, Natalia. Ese lugar tiene un gran valor en la historia el barrio. Es indescriptible el aroma que se extendía por toda la calle cuando funcionaba el horno. Sería magnífico si algún día volviera a existir.

  5. Recuerdo los días felices pasados. Yo vivía en Cervantes y pasaba camino del colegio que estaba en la calle Atocha. Era una parada obligada ver el escaparate.

    Pasteles compartidos con la familia y los amigos.

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